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sábado, 18 de septiembre de 2010

Política y práctica comercial de la República Popular China examinadas por la Organización Mundial de Comercio (OMC)

Por Julia Carricajo de Caso. Septiembre 2010
Antes de verano se finalizó el  examen de la OMC de las políticas y prácticas comerciales de China, así como de su incidencia en el funcionamiento del sistema multilateral de comercio[1].
Estos exámenes forman parte de lo acordado en la Ronda Uruguay, y periódicamente, todos los Países Miembro de la OMC deben ser objeto de análisis. La frecuencia de los exámenes depende de las dimensiones del país.

Las cuatro principales entidades comerciantes: Unión Europea, Estados Unidos, Japón y China (la “Cuadrilateral”) son objeto de examen cada dos años aproximadamente.

Estos exámenes periódicos de las políticas comerciales posibilitan la transparencia, para que las empresas que llevan a cabo actividades comerciales conozcan las condiciones del comercio en los diferentes países.

Además, estos “exámenes entre iguales” realizados por otros Miembros de la OMC  inducen a los gobiernos a seguir más de cerca las normas y disciplinas de la OMC y a cumplir sus compromisos.
Según la OMC, los exámenes tienen dos resultados generales, por un lado, permiten que un observador externo entienda las políticas y circunstancias particulares de un determinado país y, por otro lado, son fuente de información sobre su actuación en el marco del sistema multilateral de comercio.
La pertenencia de China a la OMC aporta una considerable seguridad jurídica frente a un significativo endurecimiento de las restricciones respecto de sus exportaciones. Al igual que los demás Miembros de la OMC, China se ha opuesto a las reacciones proteccionistas frente a los efectos de la recesión económica mundial.

Los resultados desde el anterior examen de políticas comerciales, llevado a cabo en 2008, destacan que China ha continuado la liberalización gradual de su régimen de comercio e inversiones internacionales. Según el gobierno, la aplicación gradual de la reforma económica se debe a la necesidad de mantener la estabilidad económica y social en el país.

El resumen del documento aborda  que en 2009, las exportaciones de china se redujeron el 16 por ciento, las importaciones descendieron el 11 por ciento debido a la gran intensidad de importaciones de sus productos destinados a la exportación. Esta dependencia de las exportaciones para mantener el crecimiento hace a China vulnerable frente a los efectos de la recesión económica mundial iniciada a finales de 2008.   

En respuesta a los efectos de la recesión económica mundial, el gobierno de HU JINTAO ha introducido políticas fiscales y monetarias expansionistas dando prioridad a la demanda interna para impulsar la producción.

Por otro lado, la crisis ha acelerado la intención de China de emprender  reformas estructurales a más largo plazo, necesarias para reforzar su red de seguridad social, reducir el ahorro de los hogares, diversificar su estructura económica y mejorar su escasamente desarrollado mercado de capitales, que ha contribuido al elevado ahorro de las empresas y, con ello, obstaculizado el empeño del Gobierno por estimular la demanda interna.

El crecimiento del PIB real descendió del 9,6 por ciento en 2008 a una tasa interanual del 6,2 por ciento en el primer trimestre de 2009, la más baja en más de un decenio.  Sin embargo, el crecimiento volvió a cobrar impulso en los trimestres siguientes, de forma que, en 2009 en su conjunto, China logró un crecimiento del PIB real del 8,7 por ciento.

En enero de 2010, China superó a Alemania como principal exportador mundial.  A su vez China, sigue siendo el segundo mayor importador del mundo, por detrás de los Estados Unidos.


[1] Este artículo pertenece a una serie de documentos que aparecerán cada cierto tiempo en el blog 'Gran canal a China' y que analizaran el informe de  la OMC. 

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